Los científicos estadounidenses han descubierto que el proceso de digestión universal de los alimentos contribuye a la supervivencia en condiciones naturales difíciles a nivel de reacciones de comportamiento complejas.
Para el funcionamiento del cerebro se requiere una cantidad considerable de recursos. Gracias a esto, el cuerpo tiene una oportunidad única para adaptarse a las difíciles condiciones de vida, adaptándose a ellas. Cuando algunas criaturas no solo mueren, sino que mueren por completo, otras no solo tienen la oportunidad de adaptarse a las difíciles condiciones de vida, sino también de evolucionar. Hay tipos de seres vivos que no necesitan usar actividad cerebral compleja para sobrevivir.
Los científicos de la Universidad de Washington (St. Louis) utilizaron más de 2 mil subespecies emplumadas para la investigación. Gracias a esto, pudieron establecer la existencia de una estrategia alternativa, que se basa en la relación del tamaño del cuerpo de las aves y su capacidad para sobrevivir.
Se descubrió que los biólogos tenían comportamientos emplumados, de bajo peso y de cuerpo corto. Adaptan completamente su comportamiento para buscar nuevos recursos que les permitan sobrevivir. Estas aves tienen varias veces más materia gris que las aves con un gran peso y un cuerpo largo.
Las aves masivas depositan sus esperanzas en un intestino largo, que tiene la capacidad de digerir una gran cantidad de alimentos de diferente origen. Igualmente importante es el hecho de que esto permite a las aves dar una descendencia fuerte y saludable.
Los científicos también han demostrado que en condiciones climáticas difíciles, las aves emplumadas, en las que el tamaño del cuerpo y el cerebro son promedio, mueren o migran a nuevos lugares de residencia. Las criaturas vivientes que viven en el territorio de la Antártida y el Ártico se han establecido como individuos que han avanzado mucho en complicar el proceso de digestión y las reacciones conductuales.